El agua y el cambio climático, ¿cómo afectará a las reservas mundiales?

Que cada vez hay menos agua y el cambio climático es una realidad es algo bien sabido por mucho que gente como Donald Trump intente que la Tierra deje de ser conocida como el planeta azul.

Y es que del total de agua que existe en la superficie terrestre apenas el 2 por ciento es agua dulce.

El resto, un 98 por ciento es salada. Y es que el problema del agua no es tanto la escasez de las misma sino el mal uso y gestión que hacemos de ella.

Esto se agrava mucho más por los efectos del cambio climático sobre este líquido tan preciado.

¿Cómo son los efectos del cambio climático en el agua potable?

El cambio climático origina, entre otras cosas, un calentamiento del planeta que causa sequías, erosiones del terreno, desertización, pero también inundaciones y tormentas.

Lo malo de este exceso de agua es que, muchas veces, puede llegar a contaminar los suministros de agua potable, con todo lo que ello conlleva.

Es decir, contaminación de enfermedades, propagación de residuos tóxicos a plantaciones y arrasar con suministros y reservas de agua.

Esto que igual no es un problema tan grave en zonas industriales y ricas sí lo es en países pobres donde no cuentan con demasiados recursos. Además, algunas de las zonas pobres están situadas en zonas con alto riesgo de inundaciones.

Esta agua puede llegar a ser contaminada por varias formas, la primera al llegar a las reservas de agua y contaminarlas, la segunda mediante la propagación de enfermedades a través de las plantaciones y cultivos.

El agua de las inundaciones puede llegar a los campos y estar contaminada ya que al llegar a estos lugares arrastran consigo partículas tóxicas, minerales y trozos de tierra contaminada que queda presente en las plantas que más tarde consumiremos.

Es decir, estas partículas contaminadas llegan a toda la cadena alimenticia y esto es un problema que no sólo afecta a humanos, también al resto de seres vivos. 

Y hay más, el efecto del agua y el cambio climático afecta gravemente a los ecosistemas y la extinción de muchas especies animales a consecuencia de la explotación humana y el aumento de superficies de cultivo. 

Curiosamente, esto se debe a que las regiones climáticas donde se suelen llevar a cabo este incremento de terreno para uso agrícola aumenta la presión hídrica en la zona y, por tanto, el agua potable disminuye. 

Finalmente, comentar que el efecto del cambio climático no sólo afecta al consumo de agua potable, también a la producción de alimentos, a la degradación del permafrost y de inestabilidad en el sistema alimentario así como el aumento del nivel de mar, entre otras incidencias. 

¿Cómo evitar los efectos del cambio climático en los recursos de agua?

Esta es la pregunta del millón y que tanto científicos como ingenieros, políticos y especialistas en medio ambiente y gestión de recursos no dejan de hacerse.

A la vista está que los efectos del cambio climático no dejan de crecer cada año y que si no tomamos medidas pronto nos estamos acercando a un punto de no retorno. 

De hecho, se calcula que el año 2035 es el «punto de no retorno», es decir, el momento irreversible en el que el planeta superará un calentamiento global de 1,5 grados lo que provocará el aumento de la superficie del mar y el deshielo de los polos .

Es decir, unas consecuencias irremediables y dramáticas para la vida en la Tierra. 

Teniendo en cuenta que hay ciertas cosas que no podemos hacer (cambiar el tiempo, por ejemplo) otras sí podemos. 

A continuación, os ponemos unos ejemplos:

Algunas de ellas son tan fáciles como ejercer nuestro poder como ciudadanos y personas. A veces se nos olvida el gran poder que tenemos como conjunto. 

Si un grupo determinado de personas decide dejar de comprar en un supermercado, éste se verá obligado a tomar medidas para ver qué sucede.

Esto es parecido, pero aplicado al terreno del medio ambiente, si los ciudadanos ejercen presión de abajo arriba, es decir a los políticos exigiéndoles campañas, medidas y protestas, estos no tendrán más remedio que hacernos caso. 

Un ejemplo de que este cambio está calando en la sociedad lo representa claramente Greta Thunberg, la adolescente sueca que se ha convertido en todo un icono de la lucha contra el cambio climático.

La presión social ha aumentado desde que esta joven ha salido en las televisiones de todos los países del mundo afirmando que se deben tomar soluciones de forma inmediata.

Algunas acciones son tan sencillas como reducir el consumo innecesario de agua potable en las grandes urbes, realizar políticas de calado internacional para la gestión de los recursos hídricos y sobre todo, reducir el ritmo de emisiones de gases contaminantes mediante la eliminación de carbón, la desaparición de coches diésel y de gasolina y la adopción del coche eléctrico. 

Otras son seriedad y compromiso por parte de los países firmantes, pero también convencer a otros que se han echado atrás como es el caso de potencias como EE.UU. o Brasil al que poco le importa lo que pase en el Amazonas. 

Y otras medidas son las que pueden tomar los ciudadanos en conjunto. Algunas de ellas recomendadas por varios informes de la ONU son las siguientes:

  • Reducir el consumo de carne en la medida de lo posible.
  • Desperdiciar menos comida. Alrededor de la comida que se derrocha representa entre un 25 y un 30 por ciento del total. 
  • Realizar dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres o cereales.
  • Gestionar mejor los recursos del agua, esto significa consumir menos agua, para ello, podemos ducharnos y no bañarnos o lavar los coches a mano en lugar de en túneles de lavado.
  • Hacer uso del transporte público, mover el coche en caso necesario, exigir a los políticas medidas de gestión del suelo, cambiar la forma de cómo utilizamos la tierra y aumentar el uso de energías renovables, entre otras medidas. 

Para hacer esto posible no sólo es necesario firmar pactos como el Acuerdo de París de 2015, el Protocolo de Kyoto de 1995 o la Cumbre del Clima 2019, también hay que respetarlos y velar por su cumplimiento. 

Finalmente, no podemos olvidar que todavía estamos a tiempo de parar y abordar el cambio climático, pero que como tardemos demasiado tiempo perderemos la capacidad de actuar para absorber el carbono en la atmósfera y evitar el punto de no retorno. 

 

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